Anhell69 (Theo Montoya, 2022)
Medellín es una paradoja. Vanguardista y conservadora. Un lugar elegante como el pegante. Un buen vividero, con la muerte al lado todo el tiempo. De esta ciudad emerge Anhell69, una película No Futuro.
Rodrigo D: No Futuro (Víctor Gaviria, 1990) fue el punto de inicio de una obra de pensamiento sociológica, literaria y poética que ha atravesado generaciones de cineastas en Medellín. Matar a Jesús (Laura Mora, 2017), Los Nadie (Juan Sebastián Mesa, 2016), Los Días de la Ballena (Catalina Arroyave, 2019) o Los Reyes del Mundo (Laura Mora, 2022) siguieron detrás de la ciudad en la que el futuro no existe y el presente es lo que hay. Sobrevivir, pá.


Anhell69 llega a hablar de lo mismo, con una lectura sobre Medellín que revitaliza e ilumina. Los proyectos de vida expuestos en Anhell69, frustradas, atravesadas, conscientes, utópicas y rebeldes, dejan una ciudad en la que el no futuro es creación de todxs, no solo de políticos, policías, sicarios o paramilitares.
El No Futuro está en todxs.
Está en medio de la mirada entre una madre y un hijo. Tan natural y cercano como el intercambio entre Camilo Najar y su madre acerca de su identidad sexual. Momento crucial para saber que lo que queremos ser no será fácil; que el cuestionamiento de afuera sobre lo que somos será cotidiano; que habrá que hallar otras maneras de existir. Esto es demoledor para el alma, y entonces imaginar el futuro es ficción.
En Anhell69 escuché testimonios de vida de personas que le han gastado tiempo a volver sobre ese tipo de recuerdos para pillarse cómo está armado el tablero de juego. La estrategia y los próximos movimientos convierten estos recuerdos en memorias. Presente. En esa conciencia de vida -y de clase-, hallamos sujetos que nos dice que “la muerte siempre está a tu lado”, y nos recuerdan lo elemental: “solo existir ya es una chimba”.
Lo que aparenta un despego por la vida, es todo lo contrario: si hay vida, hay esperanza. Esperanza representada en una casa sin paredes ni ventanas, con muchos árboles y animales, donde amar sea lo único que importe y no exista el afán de sobrevivir, sobretodo, a la explicación obligatoria de lo que somos y pretendemos ser.
La esperanza en el No Futuro es la paradoja de Medellín.


Apuntes sueltos
-Anhell69 es una película de montaje puro. El archivo audiovisual de un casting entre sus amigos es el primer piso de una estructura que representa y dignifica la experiencia vital de esta red afectiva.
-El montaje es un honor a la amistad y al cine como medium para poner en orden los pensamientos y sentimientos.
-Este montaje es una ofrenda al existir.
-Los vuelos de drone no tienen la finalidad de ocupar espacio en la línea de tiempo de la película, tampoco de embellecer a un lugar: son vuelos donde viajan reflexiones, un soporte de pensamientos.
-El trabajo de colorización y de arte es magistral.
-La fotografía es, en esencia, documental (aún en la ficción) y nos hizo el favor de mostrarnos la periferia desde el centro de Medellín. El plano del beso en la ventana, con el tráfico de fondo, es una imagen icónica.
-El cine es el montaje de recuerdos de la vida.

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